Lo extraño es seguir viviendo
en un cuerpo tan preciso
en el que la imperfección es norma.
Vivir, mientras una neurona oxidada
se enfrenta sin remedio
a un cataclismo,
cuando una célula envejece
y otra se multiplica sin coherencia.
Vivir, cuando el aire tóxico
embriaga los pulmones
y el estrés nos bloquea las arterias,
engordando de soledad
nuestras desilusiones.
Lo extraño es vivir
frente a los riesgos.
Esa es la poética,
ese instante fugaz que es esta vida
en la que somos
y anhelamos que seremos.
La magia es lo relativo.
Si nos dieran el don de lo perpetuo
y perdiéramos el miedo,
calmáramos la ansiedad
y el orden fuera nuestro compañero,
sin duda,
estaríamos muertos.
El valor de que todo sea impredecible
es lo que nos hace vivir cada momento.
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