Necesité vivirte para encontrarme,
sentirme vulnerable ante tus ojos
para asimilar las locuras más profundas
y antiguas.
Necesité creerte para poseerme
de tu alma turbia e irracional,
para descubrirme en la soledad más oscura
e infinita.
Necesité amarte para olvidarme
de mí yo más visceral y puro,
de ansias egoístas, contemporáneas
e imprecisas.
Necesité perderte para embriagarme
de un mundo arcaico,
fuera de mi, de mi verde llanto
y mi rutina.
Hay sentimientos tan fuertes que perduran latiendo en lo más íntimo de uno mismo y comunicarlo manuscrito con tu nuevo asidero a la vida los hace trascender más aún.
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