Entretejiendo carencias
son muchos los que viven pobres.
Suman recursos exhaustos,
multiplicando milagros
para comer cada día.
La tarjeta de crédito sustituye a la de débito
en una proyección de deudas a futuro
de la que nunca salen bien parados.
Mientras tanto el que tiene
ve aumentar sus ingresos a golpe de crédito fácil,
en un mundo oscuro
donde se apoya a quien no lo necesita.
La pobreza bloquea el crecimiento.
Vivimos tiempos de parias como antaño,
inmigrantes, refugiados, enfermos y parados
se desvelan cada noche
elevando sortilegios a un cielo pretencioso
que les ignora.
En lugar de sumar, restamos
y en un universo de egos enfermizos
buscamos un yo ajeno al de otros nombres.
No hay música para esta poesía
solo un presente esclavista que nos somete
sin costes.
Cuando la distopía se hace real…
Muy bueno.
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Muchas gracias
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