Aunque me gustaría revestirme
de pura esencia
y transmitir en blancos nítidos
ese yo que trasciende
de la lucha cotidiana,
me enredo en la rutina
sin encontrar mi alma.
No consigo ver más que un “aquí”
y un huidizo “ahora”
que define las paredes de mis miedos,
arrojándome al soliloquio
de una aurora maltrecha
de dolores y agonías.
Mas la involución avanza
y este mundo no encuentra un objetivo,
un proyecto solidario,
que aúne soluciones
y desvirtúe conflictos.
No quiero tener que elevar
mi voz sobre la masa,
no quiero mi verdad como absoluto.
Ansío sumar experiencias
y respuestas
en un mundo
que sea más que una suma de egos.
Pero sigo aquí,
callada y resilente,
recreándome en mis
personales padeceres,
amordazada en mi ser
ensimismado.
Sin nada que ofrecer
paso mis días
y sólo sé quejarme
ante un mundo extraño.