El amarillo sol presagia ya esa primavera
que se resiste a venir y desgranarse
sobre las frías calles de Madrid.
Tengo ansias ya de sentarme
en mi nueva compañera
y arar con sus ruedas
jardines y paseos abrileños.
Ahora el mundo lo veo más abajo
mas no por eso pierde su belleza
y el piar de los pájaros
sigue siendo igual de evocador.
¡Qué llegue ya el verde, el amarillo,
qué los amaneceres sean rosas,
y que el mar recobre la poesía
ignorando antiguos temporales!
Ven primavera,
que mi alma sueña,
cómo tantos inviernos,
un empujoncito para volar.
A mi también me ilusiona la primavera, siempre es buena la esperanza.
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