Una maraña entreteje resonancias,
un eco antiguo de lo que fue,
y ya es historia.
Y es en ese soporte estático de lo que fuimos
donde reinventamos a cada paso
nuestra nueva esencia.
Un cuerpo desmembrado
ama en silencio,
espera
y resuelve con lentitud paranoide
viejos enigmas
envalentonados de novedad.
La sombra del pasado
se retuerce ebria de añoranzas:
Hay un futuro posible,
habrá nuevas primaveras.
El rocío se deslizará por las ventanas
y nuevas ensoñaciones
repoblarán el mundo de batallas.
Mi fe sigue reposando
en el claroscuro de tus ojos.
Ayer y hoy,
el tiempo, compañero,
no tiene importancia