Esa nube gris que traza el cielo
no es más que el prólogo sutil
de un día entre tantos,
un día de esos que amanece despacito
forjando un universo y un mañana.
Con el primer café vienen los miedos,
endulzados con migajas de esperanza,
y sólo queda abordar el nuevo día
mendigos de tiempo y de batallas.
Pintemos pues de fuerza el sol
y presurosos
luchemos por este día inmaculado,
similar al de ayer en tantas cosas
que hacerlo verde primero
es complicado.
Nos queda hoy sólo pelear,
y eso ya es mucho,
porque el ocaso confirme
un esfuerzo sincero por seguir,
a cada paso, soñando.
siempre me sorprendes con esa actitud tan positiva y vitalista..Yo que «lo tengo todo».. Me vengo abajo con mucha mas facilidad que tu.. Cuanto tengo que aprender de ti!!.!!! Besos..
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