De puro negro difuso
se me cegaron los verdes
y fallaron las palabras.
No había más que decir,
las sombras precipitaron el abismo
y un universo de soledades
enrojeció el mediodía
como si fuera el ocaso.
Después sólo vi tu espalda
(contorno eterno
de mis sueños más impuros).
Sólo tu espalda.
Mortificante recuerdo:
transparente de transeúntes,
la calle dormida, sola.
Aquello era algo más que amor.
Mis articulaciones se desmigajaron
contra el suelo
y el viento barrió mis esperanzas.
Entonces, multipliqué tu ausencia
y me conduje hasta este instante
en el que ni siquiera el negro es la consigna
…sólo el gris, el gris
y mi deseo de amarte.
Leyendo tu poesía comprendo que lo más sencillo es trascendental.
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