Mi viejo barrio es verde y pequeño,
tan verde y tan pequeño,
que hasta el corazón
se olvida de expandirse
y los pulmones dilatan la respiración
por periodos tan indefinidos
que algunas veces,
casi a diario,
el oxígeno falta en las neuronas.
En mi viejo barrio,
tan verde y tan pequeño,
las vecinas cuchichean chismosas
sentadas al fresco de las enredaderas
y los niños juegan con pelotas
que hace siglos olvidó la federación.
Mi viejo barrio (ese verde y pequeño)
invita a los más jóvenes a canutos
y a los viejos los entretiene con petanca,
pinta de carmín la sonrisa de las niñas
y comparte miserias y abandonos.
Evoca mi letargo hoy mi viejo barrio
y recuerdo a mi madre tejiendo hasta la noche,
a mi hermana pintando,
a mis hermanos en guerra,
el calor de la casa
y los sueños fomentados
por quien en silencio ama
…y al recordar así esa imagen,
tan verde y tan pequeña,
comprendo que es la esencia de mi hoy
y de lo que seré mañana.
¡Precioso poema, Cristina!
He llegado a tu blog a través de Elena de La Fragua, de la que soy gran amiga, para descubrir unas palabras que evocan calmas momentos intensos e íntimos: me encantan.
Besos y te animo a seguir compartiendo con nosotros.
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Muchas gracias, un placer conocerte
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