Si alguna noche quieres venir
y verme…
ven, que te estaré esperando,
aguardaré que el vaho caliente
de tu aliento me despierte,
que tu mirada se introduzca
en el hueco helado de mi alma
que creaste con tu ausencia.
Deslízate en silencio por las ventanas,
atraviesa, si fuese necesario las paredes,
prometo no asustarme, no gritar,
intentaré incluso sonreírte cuando note
que tu inconsistente presencia
se apodera de mi cuerpo
(ya sabes que él palpita
en tu recuerdo).
Si no vinieses viviría repitiendo
que el mundo es como es
y así es la vida.
Y habría que seguir cada mañana
pintando una sonrisa de carmín,
y el rubor en las mejillas
que murieron aquel día,
aquella noche,
cuando durmió la soledad
por primera vez conmigo.
Si alguna noche quieres venir
y verme…
ven, que cada centímetro de mi cuerpo
te está esperando
y sueña seguir soñando cada noche
contigo.