Rodando por calles
subversivamente asfaltadas
he llegado a un nuevo sábado blanco,
inmaculado, virgen, a estrenar…
Amanecido para seguir
renovando realidades
propias y ajenas.
Este sábado joven e impoluto
inaugura además anheladas primaveras,
sueños de luz y poesía
reinventandos cada año
para generar nueva vida.
Sin embargo, el asfalto
que engullo en estos días
sigue tan gélido
como en febrero
y pesa ya el invierno
en mi cuerpo espástico.
Aun así llegaran los verdes,
los amaneceres estridentes de luz
y los colores multiplicarán expectativas.
Nuevo escenario en el que yo,
tan sólo a un metro del suelo,
seguiré odiando los espejos
(empeñados en el hoy
e ignorantes del ayer),
y rodaré por campos urbanos
testigos silentes de líneas paralelas
que trazan vidas
a golpes de decepciones.
Tus poemas siempre remueven emociones, Cris…
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Mil gracias
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La armonía de tus palabras contagian belleza de lo cotidiano por hiriente que sea.
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